Es habitual en la mayoría de las personas ver “afuera” la causa de todo lo que les sucede. Como si ellas no tuvieran nada que ver en lo que les está mostrando la realidad. Este fenómeno, ampliamente estudiado por la psicología, se denomina proyección psicológica, y es la base de todo nuestro modelo. Invirtiendo este pensamiento es cuando recuperamos el poder perdido y somos capaces de alcanzar estados de plenitud, felicidad. Luego de acercarnos a esta idea a través de ejemplos muy sencillos, presentaré qué persigue nuestro modelo Coaching por Competencias y cuál es el impacto que genera en las organizaciones.
Empecemos con ejemplos de experiencias vividas por la mayoría de nosotros. Cuando nos iba mal en un examen en el colegio, decíamos “la profesora me puso un 2” (y en el caso contrario, no nos costaba nada decir “me saqué un 10”). Éste es el típico ejemplo de “no hacerse cargo”, de no tener un pensamiento del tipo “¿qué hice yo para obtener un 2?".
En el primer caso hablamos de una persona que se victimiza, lo cual implica que, al poner todo afuera, pierde absolutamente todo su poder para modificar la realidad. Esta persona es la que coloca toda su atención en lo que le falta, lo que carece, pero sobre todo, aquello que no puede controlar. En el segundo, vemos una persona protagonista de su vida, es decir aquella que utiliza todo su poder personal para correrse de las situaciones que no le generan los resultados que obtiene y poder así modificarlos. Se centra en lo que sí puede controlar.
Nuestro método CPC, que es el que aplicamos al interior de las organizaciones, busca invertir el pensamiento de las personas que constituyen un equipo, transformándolas en protagonistas de lo que les sucede. Para ello, hemos desarrollado un modelo al que denominamos “Alegoría de la Verdad”, el cual nos habla de dos sistemas de pensamiento, que brevemente paso a desarrollar.
Un sistema de pensamiento disfuncional, que es el que se origina cuando nuestras acciones parten del miedo. En este caso, justamente por miedo a decir la verdad, mentimos, decimos “nuestra verdad”; esto implica que estaremos manipulando al otro, lo que nos coloca en una situación de “arrogancia intelectual” como la describe Fredy Kofman. Pero, inevitablemente, todo esto nos genera culpa, y no nos gusta sentirnos culpables. Entonces, ¿qué hacemos? Proyectamos hacia afuera y culpamos a otro de lo sucedido. Es decir “lo ponemos afuera”.
Y un sistema de pensamiento funcional, que es el que parte del amor, de la dación, del dar. Desde ahí es desde donde nos sentimos seguros, confiados; por lo tanto decimos la verdad; Esto nos ocurre cuando todas nuestras acciones están en coherencia con lo que pensamos, decimos y sentimos; es decir, estaremos siendo honestos, con nosotros y con los demás. Y esto implica que estaremos dando libertad al otro para que elija; por lo tanto, estaremos respetando su dignidad. ¿Cuál es el sentimiento que nos invade? La PAZ. Y nos sentimos felices. Por eso digo que FELICIDAD = PAZ.
El Coaching por Competencias entrena el pensamiento funcional a través del despertar de la Conciencia y la Responsabilidad. Utilizamos una herramienta denominada VACH (Valores, Capacidades, Habilidades y Habilidades) que mide 8 competencias individuales, 8 grupales y 8 organizacionales. Las primeras se proyectan en las grupales y éstas en las organizacionales. Así, por ejemplo si una persona no está bien “emocionalmente”, esto se proyectará en la competencia grupal “flexibilidad” y ésta, a su vez, en la competencia organizacional “gestión del cambio”. Encontrando las “causas”, podremos modificar los “efectos”.
Mientras más individuos felices haya en una organización, mejores serán sus desempeños, ya que según Whitmore, a quien referencié, el desempeño se mide por el grado de conciencia y responsabilidad, que es lo que mide nuestra herramienta VACH. Luego, con la determinación del estado inicial del equipo, se traza un plan de acción para llegar al estado deseado, el cual obviamente implica felicidad.